Leí hoy en la prensa que uno de los deseos más pedidos al 2014 -y a los Reyes Magos- es dar carpetazo a la crisis y recibir por fin a la recuperación. Encontrar un trabajo, que vuelvan los hijos del extranjero, liquidar las deudas con el banco y ya de paso, que se quemen a lo bonzo los mangantes que se ríen a mandíbula batiente de todos los demás.
Yo quiero sumar un deseo, aunque ya no queden uvas y los Reyes Magos hayan pasado de largo. Quiero que recuperemos nuestra humanidad: Que saludemos al camarero al entrar en el bar, que pidamos las cosas por favor, que seamos capaces de dar las gracias y, llegado el momento, que seamos capaces de pedir perdón. Y de perdonar si nos toca.
Sé que es difícil cuando uno ha tenido un día de perros, pero sumando nuestra mala sangre sólo conseguiremos morir envenenados. Hay un gesto que sé que tenemos olvidado, se trata de curvar la boca hacia arriba, llevando las comisuras hacia las orejas. Sentirán una dulce sensación de lifting sin gastar un duro en una crema. Se llamaba sonreír.
Practíquenlo varias veces al día. Muchos no les devolverán el gesto, pero llegará el momento en el que -por sonreír- alguien les devuelva la sonrisa. Experimentarán un calorcillo agradable, una especie de cosquilleo que hará de su día algo mejor. De pronto les saldrá el por favor y el gracias y el perdón y el perdonar. Pueden parecer gestos insignificantes, pero ¿han leído la teoría de la mariposa que mueve las alas a un lado del planeta…?
No quiero decir que con sonreír vayamos a encontrar un trabajo o a liquidar la hipoteca con el banco. No soy tan ingenua. Quiero decir que la recuperación no la conseguiremos por empezar a cotizar a la Seguridad Social o consiguiendo que se desplome la prima de riesgo. Subirán los índices económicos, sí, pero la recuperación pasa por ser menos grises y menos amargados. Actitud creo que lo llaman.