Campo de remolacha en una imagen de archivo.
El invierno sigue dejándose notar en abril. Cultivos como la remolacha acusan el frío y los vendavales en sus ahora pequeños y muy maltrechos brotes. En el mejor de los casos. La raíz no lo está pasando nada bien en Castilla y León. Entre el 21 y el 24 de marzo se han producido heladas y fuertes vientos que han influido en el cultivo, fundamentalmente en la zona de Toro y en algún caso en Miranda de Ebro (Burgos) y La Bañeza.
“Actualmente se está evaluando el estado de unas 300 hectáreas para determinar el potencial impacto y decidir si es necesario resembrar”, explican desde Azucarera. En cualquier caso, gran parte de esta superficie está cubiertas por seguros de no nascencia, como el ofrecido por Agroteo (que se puede contratar hasta el 10 de abril para que la cobertura incluya la no nascencia), según detallan también.
Así, lo más seguro es que tengan que ser resembradas parte de las fincas, aunque todavía es pronto para disponer de información contrastada como para cuantificar y localizar al detalle los daños ocasionados por la meteorología adversa en las siembras.
