P.J. Abajo
Que el campo español en general y el leonés en particular necesitan un milagro para salir de la situación a la que se verán abocados los agricultores en los próximos meses si no cambia la situación no es ninguna novedad. Y no solo por los precios de los combustibles, el incremento de los costes de las semillas y de los abonos y fertilizantes sino también por la falta de agua almacenada en los embalses para asegurar las campañas de riego durante los meses de verano y garantizar una buena cosecha.
Ante todos esos problemas, como ya hicieran en el siglo V los fieles de las comarcas de Astorga y de La Bañeza cuando Santo Toribio, obispo de Astorga, tuvo una revelación según la cual Nuestra Señora acudiría siempre en su socorro cuando hubiese necesidad de lluvia, cientos de agricultores, ganaderos y vecinos devotos acudieron este sábado al Santuario de Castrotierra para llevar en rogativa a la Virgen del Castro hasta la seo asturicense.
Despedida en su santuario valdornés desde el que es venerada todo el año, la pequeña talla del siglo XIII que representa a la Virgen sedente con el Niño sentado sobre su rodilla izquierda partió tras una larguísima hilera de pendones ondeando al viento por el denominado Camino del Obispo, y detrás los fieles con sus cruces parroquiales representando al pueblo que vuelve a caminar con María en busca de la bendición del agua caída del cielo.
Aunque se tiene constancia escrita de esta costumbre desde 1557, la tradición cuenta que esta costumbre se remonta al siglo V, durante una implacable sequía que asolaba el campo leonés, cuando se trasladó la talla desde el Castro hasta la catedral para celebrar la novena y entonces se obró el milagro… El mismo que ahora buscan agricultores y ganaderos y que los Procuradores de la Tierra han tenido a bien transmitir al Obispo de Astorga para organizar una rogativa cuya última vez fue en 2017.
«Volved a Astorga, buscad no lejos de ella la milagrosa imagen de la Virgen de Castro, llevadla en procesión a la catedral y tened allí en su honor un solemnísimo novenario. Si tal hiciereis, la lluvia fecundará vuestros campos, y siempre que os encontréis en apuros de sequía, peste u otra calamidad, acudid a la Virgen y seréis remediados». Estas, más o menos, fueron las palabras de Santo Toribio que cada vez que sale la Virgen del Castro se recuerdan en la liturgia que acompaña a las celebraciones.
Alrededor de cinco horas de viaje por caminos de monte y por la carretera N-VI, a la Virgen del Castro le espera Astorga con la caída del sol y la bienvenida en la seo asturicense a cargo del obispo diocesano, monseñor Jesús Fernández, quien anima a los fieles y devotos a acompañar durante la próxima semana a María, tras haber caminado junto a Ella desde la Valduerna para implorar el milagro de la lluvia.