Coincidiendo con la festividad en que la liturgia de la Iglesia Católica recuerda al mártir, los cofrades de San Blas de La Bañeza han celebrado este 3 de febrero su fiesta anual en honor del protector a quien la Historia ha encomendado a través de los tiempos la curación de los males de la garganta por medio de las ‘cerillas’ o candelas, que también fueron bendecidas en el transcurso de una eucaristía oficiada en la iglesia de Santa María y repartidas antes de finalizar la ceremonia religiosa.
Después de la procesión con la talla del santo por el centro de La Bañeza, un recorrido amenizado con música tradicional a cargo de Bañezaina, en la misa presidida por el párroco de El Salvador y consiliario de la cofradía, Arturo Cabo, se recordó a los hermanos de la cofradía de San Blas que han fallecido y las virtudes de este mártir por cuya intercesión pidieron los cofrades protección para la voz.
Pero lo más destacado de la homilía fue la vinculación que el sacerdote descubrió de La Bañeza con San Blas, recordando la propia cofradía, la calle que lleva el nombre del santo, las famosas pastas de almendra elaboradas todo el año por Imperiales Alonso, la peña y la talla custodiada en Santa María, incluso la posibilidad de que existiera una capilla dedicada al eremita del siglo IV y de origen armenio.
Además de la celebración religiosa tras la novena que ha venido celebrándose durante estos días y de una comida de hermandad que compartieron los sesenta cofrades, Eugenio Blanco entregó el cetro de esta cofradía con siglos de historia a Sebastián Ares Vidales, juez de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno hasta después de la Semana Santa del 2011 y desde hoy máximo responsable de la Cofradía de San Blas.