Portugal, con dos talleres procedentes de Alentejo y Coimbra, será una vez más el país invitado a la Feria Internacional de Alfarería de La Bañeza, un encuentro que en su trigésima primera edición se celebrará del 4 al 7 de agosto en la Plaza Mayor con un programa de eventos paralelo a la propia actividad comercial que está avalado por el Ayuntamiento de La Bañeza y la Federación Interregional de Alfareros de España (Finral). Una cita consolidada pero con un modelo agotado que busca y necesita un cambio de rumbo de cara a próximas ediciones para logar seguir siendo atractiva para los clientes y los expositores.
Dieciocho firmas procedentes de León, Zamora, Salamanca, Asturias, Cáceres, Badajoz, Jaén y Madrid –un número que se antoja algo “limitado” para las expectativas del consistorio– compartirán escenario con los dos artesanos del barro del país luso en la que es “una de las ferias que no tienen futuro porque muchos de los expositores pasan de los sesenta años y sus hijos no continúan con el oficio”, según palabras del secretario de la Federación Interregional de Alfareros de España (Finral) y presidente de la Asociación de Alfareros de Castilla y León, Miguel Ángel González.
El alcalde bañezano, José Miguel Palazuelo, y el concejal de Ferias, Tomás Gallego, también estuvieron presentes en la presentación de esta muestra que abrirá sus puertas el viernes 4 de agosto a las 11:00 horas aunque la inauguración oficial de la muestra será a partir de la una de la tarde. Justo entonces el maestro alfarero de El Alfar, de Pereruela (Zamora), iniciará el modelado de un horno típico de la comarca zamorana de un metro de diámetro. Además, Marcial Carrasco, de Puente del Arzobispo (Toledo) realizará demostraciones de decoración a pincel y Catalina Arance, de Bailén (Jaén) dirigirá una serie de talleres para niños.
“Un poco limitada”
En su intervención, Gallego, deseó que la muestra sea todo un éxito de ventas y de público, al tiempo que apuntó que “dieciocho expositores hacen que la feria esté un poco limitada, pero de cara al año que viene intentaremos darle el revulsivo que necesita”. Por su parte, Palazuelo, también mostró su interés por “reconducir esta muestra para que vuelva a tener el éxito que tuvo en el pasado, porque sólo seis comunidades autónomas es algo poco y si se hace más atractiva tendrá más éxito”.
“Buenas ventas”
El regidor destacó “la importancia en el proceso de transformación del barro en un cacharro” y animó a los niños y adultos a ver cómo se da forma a una figura o se decora una pieza. Además insistió en que “necesitamos que esta feria sea cada año diferente y vuelva a ser atractiva, dando una vuelta a lo que se está haciendo ahora”, para que la Feria Internacional de Alfarería de La Bañeza –una cita muy conocida en toda España– suene fuera de nuestras fronteras y las ventas sigan siendo buenas.
Esto es pura artesanía; el trabajo en barro. Una de las pocas cosas que aún se mantienen puras.
Es una pena que las nuevas técnicas de fabricación de cualquier tipo de elemento termine acabando con ella, a base de producir artículos similares a un precio significativamente menor. No es igual, lo sabemos todos, pero la economía impone preferencias. Este arte, como otros muchos anteriormente, quedará restringido al coleccionismo y al capricho de la gente pudiente, aunque nos duela, y aunque todos desearíamos que no fuera así. Los precios no son populares y la gente se retrae; y las ventas, ninguno de estos años anteriores fueron lo que las expectativas deseaban. Si queremos que en La Bañeza se siga celebrando esta tradicional feria, tendrá que llegar el momento en el que las piezas puestas a la venta sean subvencionadas en un alto porcentaje (otras cosas y espectáculos menos interesantes lo son), para que el común de los visitantes, potenciales compradores – que ahora tanto se retraen -, se decidan a llevárselas a sus domicilios.
El realismo se impone: o esto, o la simple desaparición de la feria de la alfarería en nuestra ciudad no pasado mucho tiempo.