Y.R.T.
El escritor Antonio Colinas presentó este jueves en Salamanca su nuevo libro, ‘Canciones para una música silente’ (Siruela, 19,95 euros), en el que uno de los “grandes temas” que aborda es el relacionado con la mujer, a la que retrata como “la amada, la amiga y como un ideal de belleza y verdad”.
Según confesó el propio autor, se trata de “un libro de libros”, que incluye ocho secciones y que considera “muy especial”, ya que ha trabajado en el mismo a lo largo de los últimos tres años. Reúne poesías “muy variadas”, poemas largos pero también breves, con una métrica “más concisa”, que hacen de esta obra una poesía “más sencilla y más depurada” que la que se puede encontrar en sus anteriores trabajos.
El “tono de voz” que utiliza suele “ser lírico”, pero además en este libro tiene un “gran sentido trascendental” y aparte de abordar la simbología de la mujer, también se adentra en sus raíces, tanto castellanas y leonesas como las que le unen a Baleares, lugar donde residió durante 21 años. Existe por tanto, una “tensión entre esos dos mundos” y la “dualidad” está presente como es habitual en su obra y “late” cuando habla “del bien y del mal, de lo negro y lo blanco, o de la luz y de la noche”.
Una de las secciones, explicó que está dedicadas a las personas y bajo el título ‘Semblanzas sonámbulas’, el autor ha querido hacer un homenaje a su maestro, Vicente Aleixandre, a su hermano o a su padre, con un poema inspirado en sus últimos momentos antes de morir.
Colinas destacó que también la música está muy presente y de hecho el título, ‘Canciones para una música silente’, hace referencia tanto a la “música del verso” que es tan importante para el, como a aquella “que no se escucha”, pero que se siente, a la música interior que en su opinión lleva al lector a la “plenitud” y a la “armonía”. “Hay un silencio interior, un mundo interior, que produce música también”, concluyó.
El amigo Colinas sigue su línea ascendente, desde que en 1975 publicó su libro “Sepulcro en Tarquinia”, un autentico deslumbramiento en la poesía española de la segunda mitad del siglo XX. A mí su última poesía me recuerda, en cierta medida, la poesía final de Juan Ramón Jiménez. Hay que seguir leyéndole.