He tenido que echar mano de archivos antiguos ya publicados para evitar repetir el titular, aunque salí del salón de plenos del ayuntamiento bañezano con la idea clara de lo que sería mi nueva columna en Ibañeza.es. Títulos como “Alubias sí, pero de La Bañeza” o alguno más publicados con anterioridad se barajaban en mi mente, mientras buscaba las palabras para definir aquello que dijo Tomás Gallego en la Alubiada 2012: “Solo alubias de La Bañeza y a partir de la puesta en marcha de la IGP, solo alubias de la IGP de La Bañeza”.
Ni que decir tiene que esto solo hace falta decírselo a quien no las haya probado nunca y eso Tomás no lo tuvo en cuenta. Es muy difícil, casi imposible, engañar a quien ha comido toda su vida alubias de La Bañeza, de La Valduerna, del Páramo, del Jamuz, de La Cepeda o de cualquiera de las vegas que producen tan exquisita legumbre, cocinada de cualquiera de las maneras que se estilan por estas comarcas, porque ya que la materia prima en sí garantiza un buen resultado; la guarnición -en este caso- es simple aderezo.
Es por eso que las rotundas afirmaciones del señor edil acerca de la procedencia de la legumbre estrella de la Alubiada me hicieron sonreír para mis adentros y pensar que solo a un tonto se podría engañar con esa copia mala de legumbres exportadas que a veces nos quieren colar como si de bañezanas se tratara; ya que a los que estamos algo “emparentados” con el mundo rural las conocemos casi sin verlas. Sin embargo, a veces las tentadoras ofertas de los supermercados hacen que el ama de casa se deje engañar y llene su puchero con una imitación “low cost”. Es decir, un ‘bajo coste’ que aunque tengan un atractivo similar a la vista, fallan en el paladar y la calidad queda en entredicho.
Nunca faltan cocineras que dicen aquello de que “son todas iguales, lo que importa es el acompañamiento y la elaboración…”. Pero no hay guarnición que arregle una materia prima de baja calidad y eso los cocineros que cada año se encargan de cocinar las más de 5.000 raciones de alubias IGP de La Bañeza lo saben y no les vale cualquiera. A mi entender, creo que quien no las distingue, o se deja llevar por ofertas tentadoras, no hace falta explicarle la procedencia de las alubias porque seguiría con sus argumentos; pero quien distingue a la perfección la textura, el color o el sabor de las alubias de La Bañeza tampoco necesita saber que hay cosas que “hablan” por sí solas.