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La mitad más uno, mayoría absoluta

● Polo Fuertes ►Martes, 14 de junio de 2011 a las 0:02 Comentarios desactivados


Ya tenemos alcalde nuevo. Bueno, nuevo, nuevo, lo que se dice nuevo no es. Tampoco es para tirar petardos de ancianidad, que tan sólo tiene cincuenta y cinco castañas, recién cumplidas. Más bien es repetido por mandato de las urnas del pasado 22 de mayo. Y ante eso, no hay cáscaras. Blas, punto redondo. Y además, se da la circunstancia que la mitad más uno es mayoría absoluta. Así que en los próximos cuatro años, si el buen Dios quiere y el tiempo no lo impide, José Miguel Palazuelo Martín será nuestro nuevo alcalde, enrolado en las siglas del Partido Socialista.

Con el ‘nuevo’ (entre comilla) regidor se han entronizado en la ya presente legislatura (más bien, mandato) otros nueve nuevos (estos si que son nuevos de verdad) concejales. Vírgenes de polvo y paja política, oiga. Ninguno de los siete ediles del Partido Popular (PP), ni el de la Unión del Pueblo Leonés (UPL) y uno de la candidatura del PSOE se habían asomado al Ayuntamiento ni en otras administraciones a ensayar la batuta de la cosa pública, a aprender el oficio de brujos de lo posible, con barita mágica y toda la pesca, que falta les hará a todos.

Estos nueve nuevos concejales sí que son la mitad más uno, la verdadera mayoría absoluta del ya presente Consistorio bañezano. Por delante tienen cuatro años para aprender el oficio. Ocho estarán en la oposición y el otro restante en el equipo de gobierno. En la responsabilidad de mando en plaza, de administrador de los caudales públicos, de las solicitudes a otras administraciones superiores las consiguientes subvenciones precisas para llevar a cabo las promesas que se dijeron en la campaña electoral, que son los mejores bancos para aprender. Mientras desde la oposición, si se quiere, se puede sacudir uno el pelo de la dehesa, a poco que acudan a la Casa Consistorial para enterarse de lo que vale un peine de la cosa pública.

Pero hay que querer. Es duro. Muy duro. Yo no lo sé por experiencia porque nunca me llamó Dios por los designios de la res pública. Pero he sido testigo de cargo en muchos ayuntamientos y si las propuestas que salgan de las poltronas opositoras tienen las fibras precisas para el interés público de la ciudad y se saben defender ante el Pleno Corporativo o en la prensa, seguro que salen adelante. Lo sé de muy buena tinta.

Y aprovechando estas líneas que, Dios me libre, no quisiera que sirvieran de choteo de gobierno y oposición, me atrevería a aconsejar a los miembros del PP y al de la UPL intentar por todos los medios que la relación entre gobierno y oposición sea lo más fluida posible. Y si el rodillo gubernamental niega esa colaboración, se denuncia públicamente. Cualquier periódico local o provincial estarán prestos a publicar la negativa.

Ya digo, diálogo fluido y propuestas con garantías. No chorradas de monja vieja. Que los que hemos estado en la brecha de la información hemos tenido que sufrir muchas de estas chorradas que le dan al equipo de gobierno la mejor excusa para no hacer caso. Quien tiene que gobernar es ese equipo de gobierno. Pero los opositores no pueden pasarse cuatro años de tancredos, esperando que llegue la vaquilla y los tire del estaribel.

Y es que entre los votos que sacaron los del PP y el de la UPL representan ambos a casi la mitad de los votantes. Esos votantes que apostaron por sus propuestas, aunque no llegaran a la suficiencia para gobernar. Yo siempre he sido muy respetuoso con los que ganan las elecciones. Pero también con los que las `perdieron. Y cualquier gobernante de pueblo que se precie, no puede menospreciar a una parte importante de esos votantes que son representados por la oposición.

Pero sin chorradas en las propuestas. Que eso lo notamos hasta los más catetos, oiga. No se puede ir a los plenos a votar no por el hecho de ser oposición, sin preparar las posibles propuestas o alternativas, con las garantías de poderlas sacar adelante, tanto desde el punto de vista de los apoyos institucionales superiores, como en lo relacionado a la financiación precisa.

Esto es el oficio de un concejal. Ese oficio que más arriba digo que tienen que aprender los nueve nuevos concejales bañezanos. Sí, ya sé que no cobran lo mismo (ni parecido) que los ediles que gobiernan. Pero la res pública (la cosa pública), decía el filósofo, era el mejor oficio para no cobrarlo. Utopía pura y dura. Ya sé.

Y vale ya de tanta cháchara. Todo quiste (concejal) a trabajar. Que cuatro años no son nada y a vosotros os encontré en la calle, como dice la copla, colgados de unas paredes durante la campaña electoral. Ahí estamos.

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