Las navidades tocan a su fin pasada la festividad de Reyes, aunque el encendido navideño y el descanso se prolonguen hasta el fin de semana. Mañana será un día de trabajo o un día de volver a las rutinas, quien sabe, tal vez para unos habrá culminado una etapa de vacaciones y reencuentro con las personas queridas, unas citas con el compromiso ineludible o unas jornadas en las que el sentido religioso se vuelva más profundo; dependerá en cada caso del gusto personal.
Mañana será para todos, momento de dejar a un lado la magia navideña y pasar la página que nos obliga a enfrentarnos a la realidad, mañana comienza una nueva historia. Para unos, este enero supone un asomo a la recta final en una carrera que se acerca a pasos agigantados; un nuevo contrato para seguir ocupando un puesto más o menos llamativo sin el cual, parecen no poder vivir. Otros se preparan para la misma carrera, con el mismo objetivo, con distintas armas y una preparación física con bastantes diferencias.
Para otros muchos, demasiados, enero supone una nueva cuesta que la tregua de diciembre consiguió posponer. Una nueva incertidumbre para hacer frente a la carrera de sortear el calendario sin sobresaltos, una nueva esperanza en un milagro que cada día costará más trabajo realizarlo. Mañana habrá que volver a poner los pies en la tierra y colocarnos todos en el lugar que nos corresponde, porque la magia de la Navidad habrá dejado paso al escenario gris y tedioso del resto del año.
Enero, a partir de mañana, marcará agendas de todos los tipos y para todos los gustos; también de las que nadie desea, aunque casi siempre acaben siendo las más numerosas. Enero llega con su interminable lista de obligaciones para todos y habrá que enfrentarse a él si no queremos quedarnos con un amargo sabor de boca; como se dice vulgarmente: “coger al toro por los cuernos”.
Pasaremos la página y toda la magia de la Navidad habrá quedado en la página anterior. Curiosamente en este libro de la vida, nada ni nadie nos permite volver atrás y ojear de nuevo la página anterior. Mañana vendrá, implacable, a colocarnos en el espacio que nos corresponde sin preguntarnos nuestra opinión al respecto, sin dejarnos pedir ningún tipo de libro de reclamaciones y sin poder negarnos a meternos de lleno en el nuevo escenario ideado para cada uno de nosotros. Mañana comienza una nueva historia.