El Vía Crucis procesional que cada Lunes Santo organiza la cofradía de Jesús Nazareno ha vuelto a reunir a decenas de fieles y cofrades en el silencio de la noche para recorrer durante más de dos horas y media las catorce estaciones del camino hacia el Calvario intercalando las reflexiones litúrgicas con las oraciones y los cánticos de los devotos apenas interrumpidos por el sonido de un tambor.
La imagen del Cristo crucificado de Sanz Herranz, el Crucificado tendido –donde los niños son los protagonistas–, la Piedad –talla que en esta ocasión estrenó un Santo Sudario hecho a mano– y la Soledad volvieron a salir de su capilla de la calle Juan de Mansilla para recorrer algunas de las calles más céntricas, donde los vecinos colocan sencillos altares para representar las estaciones para el ejercicio del Vía Crucis.
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