Decir ‘monólogos’ en La Bañeza es decir éxito, aforo completo, localidades agotadas… y el saber que sentarse en cualquiera de las butacas del Teatro Municipal equivale a cerca de tres horas de aplausos y risas ininterrumpidas. Eso, unido a la excelente organización del evento y a la respuesta del público es garantía de que el preludio de las carnestolendas comienza como se merece una ciudad en la que todo el año se habla de carnaval.
Así, a lo grande, se ha ido desarrollando el certamen de monólogos (que ya no puede crecer más, porque el aforo del teatro es limitado y no podemos meternos en otra década de obras para ampliarlo…) A lo grande y con el público sumergido en los encantos carnavaleros que, desde el día que se hizo oficial el nombre de la Musa, está acortando distancias y demostrando, otro año más, que en La Bañeza el Carnaval tiene ‘ese algo especial’ que hace que se diferencie del resto.
Al margen de quien será el ganador del concurso más esperado de la ciudad, semana tras semana siguen las prisas por conseguir una de las 250 entradas que se ponen a la venta cada sábado, y si es necesario, se recurre a los amigos para ser uno de los afortunados en hacerse con ellas. A pesar de ser cómicos –muchos de ellos- totalmente desconocidos para el público bañezano, suben al escenario y triunfan y eso, los que solemos andar por allí cerca, lo sabemos.
Y es que da igual quien actúe, da igual que el invitado estrella sea un histórico del humor, como Juan Muñoz o cualquier otro personaje menos conocido, porque las risas están aseguradas. Al maestro Guamá, a Garci y a toda la organización que hacen posible el evento más exitoso de la temporada les sobran argumentos para asegurarse el ‘lleno total’ y arrebatar la risa al público de forma ininterrumpida; año tras año han demostrado su buen criterio a la hora de presentar en el escenario a los expertos en el difícil arte de hacer reír.
Varias veces se ha colgado en el Teatro Municipal el cartel de “localidades agotadas”, pero sólo los monólogos han sido capaces de agotarlas en tan pocas horas, e incluso añadir un centenar de butacas extra para ampliar el aforo. Algo quiere decir. El éxito de este fenómeno es imparable y en La Bañeza lo sabemos. Decir monólogos es garantía de éxito, pero el éxito casi nunca es gratis; suele ser sinónimo de trabajo incesante, de excelente organización, de muchas horas dedicadas, de saber hacer… en definitiva: de trabajo constante y bien hecho.
