Hecha, ya, la digestión de las alubias, entramos en otoño y este año, sin haber pasado por el verano, para que nuestros huesos se secaran del todo, así que hasta que el planeta termine de calentarse (bueno, en algunos sitios está que arde) pasaremos un invierno largo y frío sin apenas movernos para no crujir como vulgares patatas fritas de bolsa.
También nos van a crujir los huesos y no sólo en sentido figurado, como los integristas musulmanes sigan haciendo de las suyas. En León, reino del que formamos parte, acaban de celebrar San Froilán y las Cantaderas han vuelto a bailar conmemorando la abolición del infame e infamante tributo de las 100 doncellas. ¿Somos conscientes de que “Al-Andalus” era TODA la península Ibérica y que para ellos, y esto sí que tiene bemoles, lo sigue siendo? En algunos países europeos, que no son “tierra a recuperar” los imanes se han reunido a orar por la paz, pero ¿y los que viven aquí? ¿qué postura adoptarán? Estamos contentos porque algunos países árabes se han coaligado con occidente y han condenado el yihadismo, lo cual está muy bien, pero siguen manteniendo sus millonarios negocios petrolíferos conjuntos y como dependemos del petróleo para todo, nosotros mismos estamos colaborando con estos bárbaros que pretenden cortarnos el cuello.
Deberíamos ser legales y aplicar el principio de reciprocidad, básico en el derecho internacional, que por cierto, nació en la Universidad de Salamanca, también, reino de León, y tratarlos como ellos tratan a los cristianos. Es de sobra sabido que los derechos humanos no es algo que los mahometanos cumplan de manera cabal ¿se han fijado que las que viven aquí, también, van detrás de ellos? y si se trata de respetar la libertad religiosa ajena, el asunto es trágico. La quema de Iglesias, con cristianos dentro, claro, parece ser un entretenimiento de fin de semana, como aquí salir de fiesta; bueno, para ellos debe serlo porque les asegura plaza fija en el paraíso.
El Corán empieza “en el nombre de Alá el compasivo, el misericordioso…” los integristas se deben de saltar esta primera sura, me resulta asombroso que luchen tanto por la religión y no vivan según sus principios. El último mensaje del jeque Abu Mohammed al-Adnani ash-Shami, portavoz del Estado Islámico, llama a sus fieles a matar a ciudadanos de los países que formen parte de la coalición liderada por EEUU para derrotarlo: “Si no eres capaz de encontrar una bala o un IED (siglas de dispositivo explosivo improvisado) entonces selecciona al impío americano, francés o a cualquiera de sus aliados. Golpéale la cabeza con una roca, asesínale con un cuchillo, pásale por encima con el coche, tírale desde un lugar muy alto, estrangúlale o envenénale”.
Hace unos días, en Lignon, cerca de Ginebra, en la apacible y pacífica Suiza, dos jovencitos musulmanes quemaron una Iglesia mientras, dentro, se celebraba un bautizo (lo grabaron y lo colgaron en la red) y como son menores, inimputables, o sea, que no se les considera responsables. Si un cristiano hace eso mismo en Arabia Saudí, no sólo será responsable él, sino que perseguirán, también, a todo su linaje.
Y nosotros, mientras, hacemos como que no pasa nada.