Por supuesto que hay colinas en Corea, pero esta vez el juego de palabras vale para comentar el segundo viaje de poeta Antonio Colinas a este país asiático donde tiene muchos seguidores de su obra y grandes amigos como Ko Un, máximo exponente de la poesía coreana.
Antonio acudió al Encuentro Mundial de Escritores organizado por la Universidad de Seúl, interviniendo también en Dankook, la universidad privada más importante de país donde fue homenajeado por el rector de la misma. La visita también sirvió para la presentación de la edición coreana de su novela “Un año en el sur” que acaba de traducirse allí y de la que ya tenemos también en nuestras librerías una nueva edición en castellano. Conferencias, recepciones y entrevistas en el otro lado del mundo que demuestran la talla mundial de Colinas en sus múltiples vertientes como escritor.
Seguramente, la contemplación de ese paisaje rescataría de su memoria los recuerdos inolvidables del aquél primer viaje. La contemplación de la montaña Kumgang, montaña sagrada para las dos Coreas, montaña que resiste con su verdad, frente a las ideologías y extremismos como sí, por muy altas que sean las fronteras, Kumgang siempre será contemplada desde los dos lados.
Otra primicia en torno a nuestro poeta más internacional en la nueva edición de su obra poética completa, creo que ya va por la cuarta edición. Esta vez será Siruela la que sacará en marzo las casi mil páginas que componen su obra poética que ya ha sido contratada, estos días, en la feria de Frankfurth, para su edición en América.
Aprovechando estas reediciones de su segunda novela. Sus lectores le recordamos que “Larga carta a Francesca” y “Un año en el sur”, forman parte de una trilogía y que estamos deseando poder degustar esa tercera novela que cierre el círculo. Bueno, tampoco debemos meterle prisa a Antonio, que él sabe perfectamente cuando será el momento de meterse otra vez con este género.
Antonio Colinas camina seguro en el planteamiento total de su inmensa obra literaria y todos estos reconocimientos internacionales seguramente son el preludio de otros que llegarán a su debido tiempo. Mientras llegar nosotros, de momento, volvemos a leer “Un año en el Sur”. Quiero despedir este artículo con los versos que su amigo el poeta coreano aspirante al Nobel, Ko Un, le escribió mientras volvía, en avión, de España a Corea, después de su estancia en Salamanca y que podemos encontrar en “Cerca de la Montaña Kumgang”, ese bello libro de Antonio que desvela, a modo de sensaciones, paisajes y momentos vividos en Corea:
EL POEMA ES UN PEREGRINO. Ko Un
Desde el pasado el poema vive en su lengua.
De súbito se convierte en viajero que sueña con otra lengua.
No. Desea convertirse en poema del segundo o del tercer viajero.
El tiempo de espera es muy largo.
El aire, el río que corre, muchos rumbos del viento,
la reencarnación…
En todos los lugares del mundo nace la poesía.
La poesía de otro mundo llega con una leve esperanza.
En el corazón de España, que voló hace siglos a otro mundo,
viven su propia, cálida poesía y la poesía de los otros lugares.
Y mi poesía también salió volando para convertirse en la suya.
La clara luz de mi amigo el poeta Antonio Colinas
despierta mi poesía embriagada.
Por eso, su atardecer de Salamanca y mi amanecer son simultáneos.
