Este sábado, coincidiendo con la XV Ascensión al Teleno y de la mano de Luis Pedro Carnicero, se llevará a cabo la construcción de una casa-templo para el fuego, el agua, la tierra y el aire, una construcción simbólica que se llevará a cabo -si el viento lo permite- a 2.188 metros, con telas y con una superficie de 3,5 metros de altura y 10 de longitud, en el fondo mítico de la “escalera al cielo” del monte tutelar.
La cita para todos aquellos que quieran participar en esta aventura que pretende escenificar un diálogo con los cuatro elementos está programada para las 7:30 horas de mañana sábado, 31 de agosto, en Astorga, frente al estadio de la Eragudina. De este modo, y con motivo de la tradicional Ascensión al Teleno organizada por José Antonio Martínez Reñones, Carnicero volverá a ejecutar una obra de corte similar a la que representó en Madrid junto con sus alumnos de la Escuela de Arquitectura, en la puesta en escena de su obra Arquisol-Lunatectura: un recorrido por el “unipacio y el espaverso”, o la construcción en Montoro (Córdoba) un cubo rojo de 7 metros, como educación de la visualidad.
Según explica Martín Manceñido, uno de los organizadores del evento, se trata de un proyecto que muestra la ubicación, dentro de una composición de formas, de la caverna de la luz, habitáculo principal de la casa, junto al patio del aire, así como los sugerentes lugares que la conforman, espacios que están diseñados para la palabra, la música y la contemplación. Además, casualmente, el acto contará con una escenificación poético-musical, creada con Diego Carnicero, para flautas, piedras, palos de lluvia y voz.
Así, tanto los participantes en la comitiva, como quienes en solitario coronen el Monte, partiendo de Molinaferrera y siguiendo el Arroyo del Cabrito, tendrán el privilegio de contemplar esta construcción transitoria que sólo estará en pie alrededor de una hora y que forma parte del imaginario poético de Luis P. Carnicero que en su trabajo técnico funde las artes y letras. También ha diseñado escenografías para la Montaña Mágica de Thomas Mann y para el Fausto de Goethe, entre otras.
Seguro que fue una maravilla; lástima de no poder verlo.