El arte es una manifestación de la actividad humana difícil de medir. No existe una regla, un metro o un programa informático capaz de decirnos lo que es arte y lo que no lo es. Defiendo que el arte es subjetivo desde la aparición de la fotografía y la llegada de las vanguardias en el siglo XIX. ¿Por qué digo esto ahora que tengo que hablar de una amiga que ha muerto?
Para mí el arte es la suma de momentos, artistas y obras que me han marcado y que forman mi propia selección. Por un lado, el arte que consideramos como verdad o belleza, porque prácticamente todos estamos de acuerdo en que así sea, y ese otro arte más cercano a nosotros, menos conocido por la gran mayoría, pero no por ello menos valioso, menos interesante.
Un 'dibujo rápido' de Luisa María Luengo Galán, 'Luga', realizado por Antonio-Odón Alonso.
El arte de Luga es auténtico, está lleno de claves, no es solo paisaje o bodegón. Para ella la pintura lo era todo. Era la terapia que junto con la insulina la mantenía con vida. Sabía de lo delicado de su existencia, por eso tenía tanta prisa en pintar, tanta prisa por exponer aquí o allá. Expuso en muchas salas y galerías de arte de España. Sabía que su visión se acababa y llegaría el momento fatídico en que no podría hacer lo que más le gustaba. Su pintura reflejaba su lucha por vivir a contrarreloj. No sé las obras que habrás dejado, imagino que a tu hermano le quedará esa labor de recopilación, pero estoy seguro que ellas hablarán por ti y nos contarán muchas cosas que nos has ocultado.
Recuerdo aquellos años en que Tere Reñones, tú y yo nos ayudamos mucho en nuestros comienzos. Entonces era todo más difícil. Nos admirábamos unos a otros. Expusimos juntos varias veces y siempre me gustaba recorrer contigo la exposición hasta llegar a tus cuadros que tú querías pasar de largo y yo me empeñaba en que me hablaras de ellos. Alguna vez me dijiste: “Ellos te lo tienen que contar sino no habré conseguido nada”.
Tu trabajo en San Dimas hasta que la enfermedad te apartó, tu labor en Adelba con tu amiga Charo y toda esa gran familia, tu pintura de artista sin concesiones a la galería. Luisa, has trabajado y te has ido en silencio; tu aportación a la sociedad ya la habías hecho y mostrado en su momento porque sabías de lo fugaz de tu vida. Los artistas no mueren del todo, sus obras son mucho más resistentes al paso del tiempo.
Amiga Luisa, compañera de pinceles y conversaciones sobre arte, ya ocupas un lugar en ese cielo de los pintores bañezanos. Esa pequeña antología que habrá que escribir alguna vez. Solo me queda decirte otra vez lo que ya te dije en vida: Admiro tu talante de artista contra todo, contra el mundo, contra la adversidad, contra la enfermedad, contra el tiempo que todo lo marchita y que ya ha llevado tu frágil y enfermo cuerpo pero que no podrá con tu arte que ya está empezando a hablar por ti.
