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Recuerdos musicales de una época de mi vida

● José Cruz Cabo ►Jueves, 16 de febrero de 2012 a las 9:32 Comentarios desactivados


José Cruz Cabo

En el año 1944 me puse a estudiar música en la academia de la banda municipal, que entonces era el director D. Enrique del Castillo y Jiménez (Excautivo). A los pocos meses de comenzar a estudiar solfeo, D. Enrique se marchó de La Bañeza y se hicieron cargo de la banda Claudio Toral y Porfirio Mayo. Claudio dirigía la banda y Porfirio las clases de solfeo e instrumento. Uno de los días había un alumno que llevaba bastantes días con la misma lección y a pesar de que Mayo se volcaba en hacerle ver cómo había que leerla, el alumno seguía sin enterarse y un día le dice “Manolo dame la lección”, y éste la da y cuando llega al final de la misma Mayo le dice: “muy bien Manolo, para mañana la misma”. Al poco tiempo dejó los estudios el muchacho.

Mayo siguió dando las clases de solfeo y tocando el saxofón solista en la banda, que dirigía Claudio y si éste no podía lo hacía Mayo. En el año 1946, llegó como director de la banda Don Eloy, que fue el que me sacó para tocar en ella el trombón, que fue el instrumento que toqué hasta abril de 1952, en que marché a la mili y ya no me reintegré, solo quedé de oyente. Mayo era el saxofón solista, pero también tocaba en una orquesta de aquellos años que todos ellos eran músicos, tres pertenecieron a la banda y dos no. La Orquesta Brasil, la formaban Benigno González, Porfirio Mayo, ambos tocaban el saxofón, Leandro Cordero, la trompeta, Manuel Miranda, la Batería y Francisco Miranda, el piano.

A estos dos últimos les llamaba la gente Minutos, como el café cantante que tenía su padre. Los bañezanos, siempre dispuestos a hacer chistes, cuando hablaban de esta orquesta decían: “En una tarde benigna de mayo, se comieron un cordero, en dos minutos”. Porfirio Mayo, que era como se le conocía en nuestra ciudad, era pintor de profesión y ese trabajo era lo que principalmente le daba de comer, la música era su pasión, pero ningún músico de la banda podía vivir de ello, todos sus componentes vivían de sus profesiones y supongo que ahora pasará lo mismo.

Mayo era, sobre todo, un hombre alegre, simpático, siempre de buen humor, siempre dicharachero, con él no había penas, pues siempre tenía una frase oportuna para conseguir hacer sonreir o reir a los que con él conversaban. Recuerdo una noche de domingo, tocando la banda en el templete de la Plaza Mayor, que Don Eloy había dicho que en los conciertos veraniegos en la Plaza, en medio de los bailables, había que meter una zarzuela, para que la gente se fuera acostumbrando a oir música más selecta y, en los ensayos de esa semana anterior, habíamos preparado, la zarzuela “La boda de Luis Alonso”, al comenzar la segunda parte, después del descanso que hacíamos a la mitad, nos pusimos a tocar esta zarzuela, y cual no sería nuestro asombro que comenzaron a silbarnos. Mayo, Eugenio, Matías y otros músicos mayores, se levantaron de las sillas y dijeron que ellos así no tocaban y nos bajamos del templete, en medio de los silbidos de la gente que se cabreó más, al ver que finalizamos la actuación y se quedaban sin bailar.

Como saxofonista fue un virtuoso del saxo y sus solos en muchas de las partituras que ponían en el atril, tanto Claudio, como luego Don Eloy, tocaba los solos que le venían en los pentagramas con una perfección maravillosa. Fue uno de los grandes músicos solistas que ha tenido nuestra banda, pues había sido discípulo de Don Potenciano, uno de los directores que mejor escuela y recuerdo dejó en la ciudad, según nos contaban los mayores, a los educandos que entrábamos en la banda.

Don Eloy estuvo poco tiempo, ya que en 1951 moría y volvieron Claudio y Mayo a ser los directores de la banda y la academia, Mayo hasta su enfermedad y Claudio hasta su jubilación. Precisamente al morir Don Eloy, Claudio me dijo un día, Pepe, te vendría bien estudiar mas solfeo, pero ahora cantado, y volví a comenzar el solfeo, hasta el último dia de Marzo del 52, porque pocos días después tuve que incorporarme a la mili en Medina del Campo.

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