Ahora que cambiamos el gobierno y nos metemos de lleno en la Navidad -que parece ser la época del consumismo por excelencia- la política que más se oye en todas partes es la del ahorro. Es la política de moda en todas partes y promete ser la más usada a partir de ahora si es que queremos restablecer la economía y salir de la crisis lo antes posible, como dicen los políticos cuando tratan de prometer.
Las ciudades, en general, se quedan más oscuras y sin luces festivas con la excusa del ahorro y los actos navideños se reducen considerablemente para ahorrar. Lo que debería ser gratuito se empieza a cobrar porque hay que recaudar fondos para las siempre maltrechas arcas públicas y suma y sigue. En el ámbito más o menos privado pasa lo mismo y los hogares también se suman a las políticas de ahorro tan en boga últimamente; será que además de marcar tendencia se contagia.
Aquellas cenas que los “Amigos de los jueves” hacían todos los años por Navidad y en las que tenían una disponibilidad de 30 euros pasaron a ser de 15, por seguir la moda de las políticas de ahorro. Así, el cubierto de la pareja cuesta lo mismo que años anteriores y el presupuesto familiar ni lo nota. La mortadela con aceitunas sustituye a la cecina y las zanahorias baby a los langostinos. Total, ni se nota; lo importante es estar juntos y mantener el rango social…
En las viñetas de los periódicos aparece Rajoy soldando unas enormes tijeras mientras proliferan en Facebook multitud de grupos de oposición ante el miedo a los recortes prometidos por el gobierno que tomará posesión en breve. Es la tan anunciada política de ahorro y, si nos deja pasar la Navidad comiendo turrón de marca blanca y cava del que no se anuncia en televisión, podremos decir que hemos sobrevivido con éxito a la política que marca tendencia.